Celulitis Auricular
Oscar J. Franco O.
Aunque los jóvenes no lo crean, en la antigüedad (hace unos 25 años) existían unos teléfonos que estaban conectados por un cable a la pared, después inventaron unos tales inalámbricos que servían para uno caminar por toda la casa gritando por el teléfono, porque el alcance era de, si acaso, tres metros.
Después diseñaron el celular, ese apéndice del cuerpo humano, sin el cual nos es imposible subsistir, al punto que si salimos de la casa sin ellos, no importa donde estemos, cuando nos damos cuenta, tenemos que regresarnos a buscarlo.
Es mas fácil que lis científicos encuentren el modo de que vivamos sin respirar oxigeno, pero jamás de los jamases, podrán encontrar la forma de que subsistamos sin el celular. El solo pensarlo me hace temblar y entro en pánico.
Como haríamos sin los celulares para comentarles al mundo los hechos tan importantes que conforman nuestro día. Por ejemplo, preguntarle a mi esposa, cuando voy a comprar leche, si la 2% es igual a la descremada. ¿Mi amor, el jabón “Limpiecito” se acabo, puedo comprar los de la marca “Cero Sucio”?
Puedo escribir paginas sobre lo útil y positivo que es el celular. Sin embargo, me quiero referir a un tema que es igual pero diferente (frase de mi autoría), es decir a lo desagradable que resulta cuando ese maravilloso aparato suena en el cine, teatro, en el medio de una reunión, en la iglesia y en lo momentos mas íntimos ( en el baño, por si acaso) interrumpiendo y molestando a todos.
¿Cuantas veces le ha sucedido que alguien le visita en su oficina o en su casa o le pide que lo acompañe en el carro a hacer una diligencia para aprovechar y conversar el asunto que tienen pendiente y apenas entran a la oficia o se sientan en el recibo o prenden el carro, se fajan a hablar por el celular?
La mayoría de las veces es porque les llaman. Pero no tienen la cortesía de excusarse con quien les llamo, sino que proceden a conversar. Eso si, dicen un momentito y uno queda como un gafo esperando que terminen. De paso nos enteramos de su conversación, la cual “coincidencialmente”, se trata sobre los excelentes negocios que hacen, la maravilla de hijos que tienen, el premio por excelencia de su negocio, que le compro, perdón, que le otorgo una de esas empresas que se dedican a esas menciones honoríficas de dudosa reputación.
Otra particularidad, es que las personas cuando están en lugares públicos, por alguna razón, piensan que al marcar en el celular o cuando les llaman, baja del cielo una cúpula invisible que les cubre y les aísla del resto del mundo.
Protegidos, como se sienten de que nadie les oye, hacen los comentarios, relatan hechos personales, sentimentales, cosas sobre terceras persona, detalles del trabajo, en fin lo que les viene en gana. Claro agregan “No se lo digas a nadie”.
Curiosamente la inmensa mayoría de la gente, al hablar por el celular, gritan a volúmenes decibelicos tan impresionantes, que no es necesario el celular, porque con quien hablan, aunque este en otra ciudad, le va a oír.
Obviamente la supuesta cúpula solo existe en la mente de la persona que comenta sus asuntos particulares, gritando con un volumen de concierto de rock. Los que le rodeamos, queramos o no, nos enteramos de cosas y casos que deberían ser de la exclusiva información de los interlocutores.
Ahora, si el chisme es sabroso, no importa grite con ganas, que a la mayoría el chisme no nos gusta pero nos entretiene
Amigo, amiga créamelo: Cuando Ud. habla por el celular los que le rodeamos también oímos lo que Ud. dice y recuerde que aquí hay quienes hablan español, espanglish y hasta ingles.
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3 comentarios:
Casi me mato, por estar hablando por el celular cuando estaba manejando.
Tienen que legislar para prohibir el uso del celular a los conductores. Ni se dan cuenta de los accidentes que estan a punto de ocasionar por estar distraidos hablando....
Yo creo que ya hay muchos estados que prohiben el uso del celular manejando, a menos que se use un aparato tipo bluetooth. En la Florida ya esta vigente en Dade y Broward desde diciembre
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